7 PECADOS DE LA SALUD BUCAL

7 PECADOS DE LA SALUD BUCAL

Los 7 pecados de la salud bucal son:

1.- Lavarse los dientes con bicarbonato  mezclado con zumo de Limón.

El zumo de limón  en muchas ocasiones podemos encontrarlo combinado con el bicarbonato como receta  para el blanqueamiento dental mediante el cepillado. En este caso sí existe un riesgo elevado de dañar nuestros dientes. El limón es un alimento extremadamente ácido, lo que debilita nuestro esmalte, dejándolo desprotegido frente a cualquier elemento abrasivo, como el bicarbonato, que terminaría destruyendo las primeras capas de la superficie dental. 

Información sobre el bicarbonato sódico:

Si analizamos la composición de un dentífrico, encontraremos tres tipos de componentes, cada uno de ellos con un cometido y proporción diferentes:
•Abrasivos (20-40 %). Son partículas sólidas insolubles que causan abrasión y eliminan residuos y manchas.
•Aglutinantes (2 %). Dan consistencia y forma a la pasta de dientes.
•Humectantes (20-40 %). Previenen la pérdida de agua y evitan el endurecimiento del producto al exponerse al aire.

Su índice de abrasividad del bicarbonato según (RDA, Relative Dentin Abrasivity) es de 7 sobre 100, un valor relativamente bajo si lo comparamos con el de otros productos de higiene oral .

Entonces podemos decir que cepillarse los dientes con bicarbonato sódico no resulta perjudicial para el esmalte debido a su bajo índice de abrasividad, pero por esta misma razón decimos que no  es efectivo para blanquear los dientes. Si desearíamos aportar un valor añadido a nuestro cepillado, sería más conveniente utilizar una pasta de dientes con algún principio activo, como el flúor, que fortalece el esmalte; el cloruro de estroncio o nitrato de potasio, que eliminan la sensibilidad; o la clorhexidina, que disminuye la inflamación de las encías, entre otros.

Cepillarse los dientes con bicarbonato no supone un riesgo elevado de abrasividad para el esmalte. Debemos tener en cuenta que existen otros factores que influyen en la abrasividad del cepillado, como la técnica, el tiempo que empleemos al cepillarnos , la presión que apliquemos, etc. Este valor tan bajo de RDA del bicarbonato hace que no resulte eficiente para el blanqueamiento dental.

El bicarbonato es útil en enjuagues bucales en aquellos casos en los que es conveniente alcalinizar la boca, es decir, cuando queremos aumentar el pH y reducir el grado de acidez (por ejemplo, en caso de tener infecciones orales por hongos).

2.- Blanquear los dientes con agua oxigenada y bicarbonato.

Otro remedio bastante popular es mezclar el bicarbonato con agua oxigenada. No es recomendable hacerlo. El agua oxigenada está hecha a base de peróxido de hidrógeno en bajas concentraciones y es útil para limpiar heridas en la piel.

Hay varios enjuagues bucales que contienen peróxido de hidrógeno. Y esto está bien, debido a que se encuentra en una cantidad muy diluida y en una concentración bastante baja. La Asociación Dental Americana (ADA) considera que incluso en un 3% puede perjudicar la salud bucal, causando una retracción gingival. Por este motivo, sugiere que su uso como enjuague bucal sea exclusivamente al 1,5%.

Sin embargo, se debe saber que el peróxido de hidrógeno es justamente el compuesto químico empleado por los dentistas para hacer los blanqueamientos dentales profesionales. Pero para que sea efectivo debe usarse a una concentración del 35% y estos tratamientos deben hacerse exclusivamente en una clínica dental.

Para poder entender lo peligroso que puede resultar el uso indiscriminado de este compuesto químico, es saber que el peróxido de hidrógeno a una concentración del 90% se emplea como combustible de cohetes.

3.-Utilizar los dientes como destapador o tijera.

Este hábito es muy perjudicial para nuestras piezas dentales ya que puede fracturar o desgastar los dientes.

Es muy común utilizar los dientes como abrebotellas. Si bien hay gente que tiene los dientes especialmente fuertes, pero en ningún caso están preparados para este fin. Además, aunque a simple vista no se aprecie, pueden aparecer microroturas que debiliten el diente.

Otro mal hábito es morder el hielo con los dientes. Muchas personas tienen este hábito, que además de provocar una posible rotura, puede acarrear sensibilidad dental en el futuro.

4.- Cepillarse los dientes rápido y con fuerza.

Cepillarse los dientes con mucha fuerza puede causar daños irreversibles en las encías y desgastar el esmalte, además de  irritar las encías, causando molestias o dolor de dientes y/o sangrado en las encías.

Muchas personas creen que mientras más rápido y fuerte sea el cepillado es mejor, piensan también que aplicando una mayor presión o utilizando un cepillo de cerdas duras es la mejor forma de remover la placa de los dientes; cuando en realidad pueden dañarlos. Cepillarse los dientes con demasiada fuerza puede deteriorar el esmalte.

5.- No cambiar cada 3 meses el cepillo de dientes.

A medida que se utiliza un cepillo dental, los filamentos se deterioran, pierden su eficacia y no llegan a limpiar las zonas de difícil acceso. Como resultado, el cepillado resulta poco eficaz y puede llegar a desgastar el esmalte dental o dañar las encías. Además, unos filamentos deteriorados incrementan la contaminación bacteriana. Está demostrado que un cepillo en mal estado no es efectivo a la hora de eliminar el biofilm bucal.
Los estudios científicos muestran cómo los cepillos de dientes que se han utilizado durante un periodo de más de tres meses no son capaces de eliminar el biofilm bucal tal y como deberían.

6.- Cepillar los dientes una vez al día.

La American Dental Association (Asociación Dental Americana) recomienda cepillarse los dientes dos veces al día con pasta dental con flúor durante dos minutos cada vez.

Cuando te cepillas los dientes, ayudas a eliminar los alimentos y la placa, una película blanca y pegajosa que se forma en los dientes y que contiene bacterias. Después de comer una comida o bocadillo que contenga azúcar, las bacterias de la placa producen ácidos que atacan el esmalte dental. Con el tiempo, el ácido puede descomponer el esmalte dental y, así, crear caries. La placa que no se elimina también puede endurecerse y convertirse en sarro, lo que dificulta la limpieza de los dientes. La acumulación de sarro en las encías lleva a una inflamación que causa enfermedad de las encías.

7.- No realizarse un chequeo o limpieza mínimo cada 6 meses.

Realizar un control dental preventivo cada 6 o 12 meses, según indique el odontólogo, nos ayuda a mantener una buena salud bucal, evitando el daño producido por caries y enfermedades periodontales, que al no tratarlas a tiempo, pueden provocar la pérdida de las piezas dentales afectadas.

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